lunes, 6 de abril de 2015

LA HISTORIA DEL SALMON CHINOOK DEL TITO ARANEDA

LA HISTORIA DEL SALMON CHINOOK DEL TITO ARANEDA
 
El lunes 23 de marzo, a las 13.30 hrs., pude llevar a la orilla un ejemplar de salmón chinook de 17 kilogramos de peso, acontecimiento ocurrido en el río Petrohué, aguas arriba del puente que cruza el camino a Cochamó. Hasta aquí los datos objetivos y sucintos. Ahora la parte emocional. Con un grupo de amigos, que en común tenemos la calidad de socios del club de pesca PECATECH, rama de pesca deportiva de la empresa Telefónica, nos propusimos arrancarnos a Puerto Varas por una semana aprovechando la generosa invitación de Luis Pacheco propietario de una amplia cabaña en el sector río Pescado. La expedición tenía por objetivo intentar la captura de los poderosos salmones chinook que provienen del océano con sus pilas recargadas, luego de un ciclo de cuatro años y, por otra parte, visitar con las señoras los caracterizados centros turísticos del lugar como Ensenada, Lago de Todos Los Santos, Petrohué, Puerto Varas, Frutillar, Llanquihue y Angelmó. Y así se inició la jornada con las madrugadoras salidas de los pescadores apoyados con un bote zodiac. La extraordinaria pesca ocurrió en la primera salida. Desde Santiago llevamos señuelos especiales para los chinook los que complementamos con otros que adquirimos en Puerto Varas y Frutillar. En general se trata de elementos pesados, con fuertes estructuras metálicas y de los colores con los que se capturaron piezas en la temporada anterior. Luego de una navegación de unos 10 minutos aguas arriba desembarcamos en un sector despejado de unos 200 mts. de ancho, donde nos ubicamos para pescar desde la orilla. Y vamos probando colores y formas. Llegamos con neblina y poca luz pero a las 10 de la mañana el sol despejó la bruma y comenzó el calor. Afuera cortavientos y elementos de abrigo. Hay que destacar el medio donde pescábamos: el río Petrohué, con sus aguas verdes esmeraldinas, bosque nativo en ambos márgenes, paredes de viguerías que son rocas con formas naturales de paralelepípedos de caras exagonales.  Fuertes sacudidas fueron el primer indicio de pique. Afortunadamente dispongo de un poderoso carrete Mitchell Full Runner 7.500, cargado con trescientos metros de multifilamento 0.26, para 14 kilos y una caña Río Puelo, de 2,10 mts. Inmediatamente comenzó a trabajar el freno sosteniendo las enérgicas arrancadas. Con la seguridad de contar con los elementos apropiados recuperaba los metros que me sacaba en cada arrancada pero sin prisa, con tranquilidad. En medio de la lucha pude cambiarme de lugar para la etapa final porque donde estaba había un par de troncos en paralelo a la orilla que me dificultarían la extracción del pez. Cuando su silueta se hizo visible me dí cuenta a que adversario estaba enfrentando. Tratando de zafarse recorrió tres veces el frente donde yo estaba y cada vez intentó alcanzar la corriente central. Mis amigos me recomendaban que diera término al esfuerzo pero al no sentir debilidad en el salmón decidí esperar más porque cuantas historias han terminado mal por  las ansias y el apresuramiento del pescador que ve como la presa corta la línea y escapa con un fuerte coletazo. No quería que esta experiencia terminara así por lo que solo intenté sacarlo cuando el salmón estaba rendido. Una vez afuera apareció una pesa digital que marcó los 17 kilos del salmón que era un macho por la forma de su boca. Las felicitaciones, los palmoteos y las fotos. Regresamos a la cabaña, desvisceramos al salmón, lo fileteamos y comenzamos un festival gastronómico: cebiche, carpaccio, salmón al horno y muchas otras exquisiteces.
En total participamos en cuatro jornadas de pesca, una de ellas frustrada porque un grupo de vecinos se tomó el puente sobre el río Blanco, en protesta por la tardanza de su reparación y en prevención a que se repita la tragedia del estero Minte.  Este puente está en la ruta a Cochamó. Hubo que redirigir la salida al lago Llanquihue. A pesar de todos los esfuerzos la única pesca efectiva fue mi salmón. En la última jornada, uno de los nuestros, instalado en el bote anclado, consiguió un pique pero la pieza en menos de cinco segundos le sacó toda la línea del carrete y casi lo tira al agua. Luego del episodio nos reunimos en un simposium, concluyendo que: el salmón escapado era un gran pez, que nuestro héroe no había completado toda la capacidad de línea de su carrete y que no obstante todas las prevenciones, nadie habría podido parar a un tren expreso (el salmón)…
Conclusiones: La pesca del salmón es una prueba que requiere de todas las capacidades del pescador.
Se debe escoger cuidadosamente el equipo a ocupar. El salmón es un pez fuerte y muy luchador.
Hay que disponer de un carrete sólido que contenga, a lo menos, unos 250 metros de línea, dotado de un freno que debe estar regulado cerca del máximo para que entregue línea y no se transforme en una lucha sorda donde ganará el salmón.
No hay que perder la calma, a pesar de que sube la adrenalina, hay que mantener una tensión constante con el pez atrapado: ni mucho ni poco. Y sólo cuando la pieza muestre agotamiento iniciar la delicada etapa de la extracción.
El poco resultado no se puede atribuir a la capacidad de los pescadores participantes. En el sector donde nos ubicábamos, en el primer día hubo dos capturas. El segundo día, dos piezas y en el resto de los días ninguna.
Integraron la salida: Marco Oyarzún, Luis Pacheco, Enrique Durand, Andrés Muñoz, Alberto Araneda y Jorge Gatica y las respectivas esposas, excepto Jorge que viajó solo.









Felicitaciones a Alberto por este hermoso y grande ejemplar de salmón Chinook!....

¡Felicitaciones a Alberto por este hermoso y grande ejemplar de salmón Chinook!....